Santo Alonso de Orozco

Sérgio Sambl │ Brasil │Nasce em Oropesa (Toledo) no ano de 1500. O próprio santo testemunhou que seu nome veio do céu, já que sua mãe, quando estava grávida, e pensando que nome lhe poria, escutou uma voz que lhe dizia: "Chamá-lo-á Alfonso", em memória do Santo Ildefonso de Toledo. Realizou seus estudos em Talavera, sendo transferido então a Toledo, onde participa do coro da Catedral, quando então nasce sua grande paixão pela música. Logo se muda para Salamanca para prosseguir com seus estudos universitários, e é ali onde sente grande atração pela santidade do Convento de Santo Agostinho, do qual tomará os hábitos no ano 1523 de Santo Tomás de Villanueva. Logo após ser ordenado sacerdote, é nomeado pregador. Ocupou por várias vezes o cargo de Defensor da Província de Castela. Quis ir ao México em 1547, como missionário, mais seu desejado empreendimento foi impedido por uma doença. Foi nomeado em 1554, por Carlos V, e mais adiante por Felipe II, como pregador oficial da corte. Logo após a corte ser transferida para Madri, ele faz o mesmo, vivendo no Convento Agostiniano de San Felipe el Real. Nunca fez distinção entre as pessoas que visitava, sempre gozou de uma extraordinaria popularidade. Tanto o rei Felipe II como a nobreza o amavam. Da mesma maneira, o povo o queria por suas grandes bondades com as pessoas mais necessitadas que visitava em hospitais e cárceres. É por isso que já em vida o chamavam O Santo de San Felipe. Em suas Confissões conta como muitas vezes era tentado a abandonar a vida religiosa e tudo o que isso implicava, se sentia atraído pelo mundo. Escreveu grandes obras, tanto em latim como em castelhano, das quais se destacaram Jardim de Oração e Monte de Contemplação (1544), Boda Espiritual (1551), As Sete Palavras da Virgem (1556), Bonum Certamen (1562), Arte de Amar a Deus e ao Próximo (1568) e A Coroa de Nossa Senhora (1588). Sempre teve um grande amor por sua Ordem e buscou conhecer sobre sua história e espiritualidade. Enquanto foi pregador real não tinha porque submeter-se a seus superiores, ao qual renunciou, sendo sempre um frei como todos. Fundou dois conventos de frades e três de monjas agostinianas, deixando-nos um particular testemunho de seu amor pela vida contemplativa. Faleceu no dia 19 de setembro, data na qual os da Ordem de Santo Agostinho o celebram, em Madri, no colégio Doña Maria de Aragao. Seus restos mortais se encontram no Mosteiro das Agostinianas de Madri. Foi beatificado no ano 1882, pelo Papa Leão XIII. Em seu processo de beatificação grandes personagens da sociedade e cultura daquela época deram testemunho dele, como a infanta Isabella Clara Eugenia e os escritores Francisco de Quevedo e Lope de Vega. Foi proclamado santo pelo Papa João Paulo II no dia 19 de maio de 2002. O Convento de Santo Agostinho Este convento, na história da Espanha, ocupa um lugar sumamente importante, já que sempre foi conhecido pela santidade de seus moradores e está vinculado ao mundo da universidade e da cultura. Por ele passaram grandes personagens, como São João de Sagahún, Santo Tomás de Villanueva (o prior que recebeu Alonso de Orozco no noviciado), o venerável Luis de Montoya, o grande poeta e escritor Fray Luis de León etc. "O Santo de São Felipe" Talvez na atualidade Alonso de Orozco não seja conhecido como se deveria, mas em seu tempo sempre gozou de uma grande popularidade de todos, pois soube aproximar-se a toda classe social sem distinção. Sempre foi conhecido como "O Santo de São Felipe", pelo convento onde habitava. Dada a sua experiência de fé, sempre sentiu a grande necessidade de anunciar a Jesus Cristo. O povo sempre o amou por suas obras pelos pobres, tanto material, como moralmente. Visitava os mais desafortunados nas prisões, hospitais ou conventos pobres. Sua vida nunca foi simples, em suas Confissões narra sua dura luta contra a tentação por abandonar a vida religiosa. Dom da vocação Alonso de Orozco valorizou muito o dom da vocação, já que se consagrou pela causa do Evangelho. Seu desejo de ir de missões, que foi impedido por uma doença, foi uma das manifestações desse desejo de consagração e entrega, até desejar merecer a graça do martírio. Sempre cultivou o amor por sua Ordem e buscou conhecer sua história e sua espiritualidade. Por este motivo escreveu uma Instrução de religiosos, um Comentário à Regra e uma Crônica do glorioso padre e doutor da Igreja Santo Agostinho. Sempre esteve disponível a cumprir qualquer função dentro da Ordem. Por sua condição de predicador real não tinha que se submeter a seus superiores, ao qual renunciou. Sempre zelou para que a Ordem crescesse e foi assim que fundou cinco conventos, deixando sempre em cada um o testemunho da vida contemplativa. "Para dar-nos ânimo e ser para nós exemplo..." Toda a vida de Alonso de Orozco, desde sua piedade, seu amor, sua dedicação pastoral e sua vocação ao serviço, é hoje um grande testemunho de vida para todos os cristãos.   ES -  Español

San Alonzo de Orozco

Nació en Oropesa (Toledo) en el año 1500. El santo mismo testificó que su nombre vino del cielo, ya que su madre, cuando estaba embarazada, y pensando qué nombre le daría, escuchó una voz que le decía: Alfonso ", en memoria de San Ildefonso de Toledo. Estudió en Talavera y luego fue trasladado a Toledo, donde participa en el coro de la Catedral, cuando nace su gran pasión por la música. Pronto se muda a Salamanca para continuar sus estudios universitarios, y aquí es donde se siente muy atraído por la santidad del Convento de San Agustín, del que adoptará sus hábitos en el año 1523 de Santo Tomás de Villanueva. Poco después de ser ordenado sacerdote, es nombrado predicador. Ha ocupado el cargo de Defensor de la Provincia de Castilla. Quería ir a México en 1547 como misionero, pero su aventura deseada se vio obstaculizada por una enfermedad. Fue nombrado en 1554 por Carlos V y luego por Felipe II como predicador oficial de la corte. Poco después de que la corte sea transferida a Madrid, él hace lo mismo, viviendo en el Convento Agustino de San Felipe el Real. Nunca hizo ninguna distinción entre las personas que visitó, siempre disfrutó de una popularidad extraordinaria. Tanto el rey Felipe II como la nobleza lo amaban. Del mismo modo, la gente lo quería por su gran amabilidad con las personas más necesitadas que visitó en hospitales y cárceles. Por eso ya lo llamaban El Santo de San Felipe. En sus Confesiones, cuenta con qué frecuencia se sintió tentado a abandonar la vida religiosa y todo lo que implicaba que se sentía atraído por el mundo.Escribió grandes obras, tanto en latín como en castellano, incluyendo Jardín de oración y Monte de la contemplación (1544), Boda espiritual (1551), Las siete palabras de la Virgen (1556), Bonum Certamen (1562), Arte de amar Dios y el prójimo (1568) y La corona de nuestra señora (1588).Siempre tuvo un gran amor por su Orden y buscó conocer su historia y espiritualidad. Si bien era un predicador real, no tenía ninguna razón para someterse a sus superiores, a quienes renunció, siendo siempre un fraile como todos los demás. Fundó dos conventos de frailes y tres de monjas agustinas, dejándonos un testimonio particular de su amor por la vida contemplativa.Murió el 19 de septiembre, fecha en que los de la Orden de San Agustín lo celebran en Madrid en el Colegio Doña María de Aragao. Sus restos se encuentran en el monasterio agustino de Madrid.Fue beatificado en el año 1882 por el papa León XIII. En su proceso de beatificación, grandes personajes de la sociedad y la cultura de la época lo testificaron, como la infanta Isabella Clara Eugenia y los escritores Francisco de Quevedo y Lope de Vega.Fue proclamado santo por el Papa Juan Pablo II el 19 de mayo de 2002. Convento de San Agustín Este convento, en la historia de España, ocupa un lugar muy importante, ya que siempre ha sido conocido por la santidad de sus residentes y está vinculado al mundo de la universidad y la cultura. Grandes personajes pasaron por él, como San Juan de Sagahún, Santo Tomás de Villanueva (el prior que recibió a Alonso de Orozco en el noviciado), el venerable Luis de Montoya, el gran poeta y escritor Fray Luis de León, etc. "Santo de San Felipe" Quizás hoy Alonso de Orozco no sea conocido como debería ser, pero en su tiempo siempre ha gozado de una gran popularidad por parte de todos, ya que sabía cómo acercarse a todas las clases sociales sin distinción. Siempre fue conocido como "El Santo de San Felipe", por el convento donde vivía. Dada su experiencia de fe, siempre ha sentido la gran necesidad de anunciara Jesucristo La gente siempre lo ha amado por sus obras para los pobres, tanto material como moralmente. Visitó a los más desafortunados en las cárceles, hospitales o conventos pobres. Su vida nunca ha sido simple, en sus Confesiones relata su dura lucha contra la tentación de abandonar la vida religiosa. Don de vocación Alonso de Orozco valoraba mucho el don de la vocación, ya que se consagró por la causa del Evangelio. Su deseo de ir a misiones, que fue impedido por una enfermedad, fue una de las manifestaciones de este deseo de consagración y rendición, hasta que deseó merecer la gracia del martirio. Siempre ha cultivado el amor por su Orden y ha buscado conocer su historia y espiritualidad. Por esta razón, escribió una Instrucción de religiosos, un Comentario sobre la regla y una Crónica del glorioso sacerdote y médico de la Iglesia de San Agustín. Siempre ha estado disponible para cumplir cualquier función dentro de la Orden. Como predicador real, no tuvo que someterse a sus superiores, a quienes renunció. Siempre se aseguró de que la Orden creciera y así fue como fundó cinco conventos, dejando siempre el testigo de la vida contemplativa en cada uno. "Para animarnos y ser un ejemplo para nosotros ..." Toda la vida de Alonso de Orozco, desde su piedad, su amor, su dedicación pastoral y su vocación de servicio, es hoy un gran testimonio de la vida de todos los cristianos (Traduzido por Sérgio Sambl).