Misión barrial en Santa Fe
02.11.2022 - 14:29:27 | 6 minutos de leitura

Luis González | La Parroquia San José, de Santa Fe, Argentina, llevó a cabo la misión barrial, que a lo largo de una semana realizó diferentes actividades en las calles y plazas de la ciudad.
El domingo 23 de octubre, en la misa de 19:30 se hacía un envío misionero para así dar inicio a la misión barrial. De esta manera comenzaba una semana especial (del 24 al 30 de octubre) para nuestra comunidad parroquial, una semana en la que queríamos salir por nuestro barrio, rezar por nuestras calles e interpelar con nuestras actividades a los habitantes de nuestro barrio para ayudarlo a encontrar de alguna manera con Jesús.
Dos fueron los objetivos que se plantearon en el Copapa (Consejo Pastoral Parroquial) cuando se propuso organizar esta misión. Un objetivo era hacia adentro de la comunidad, poder trabajar juntos todos los grupos con el fin último de “salir”, “mostrar”, “encontrarnos” con la gente de nuestro barrio. La pandemia dejó muchos retos en cada uno los grupos y esta misión nos ayudaba a salir de nosotros mismos y de nuestros objetivos para aventurarnos en un objetivo común que tenía que ver con el llamado que la Iglesia nos hace como gran comunidad. Dejar por una semana las inquietudes de cada grupo para salir a anunciar y encontrarnos con Jesús.
Por otro lado, también se buscaba llegar a aquellos que, después de la pandemia no terminaron de volver a su encuentro cotidiano con Jesús, que todavía se sienten flojos en la oración, que les cuesta volver al encuentro con la eucaristía, porque después de la pandemia la realidad social, económica y política invadió nuestros espacios, familias, trabajos, ect… Buscábamos salir al encuentro de nuestros vecinos y volver a transmitirles la esperanza y la fe que viene de Jesús.
Teniendo esto como impulso organizamos algunas actividades, sabiendo que el centro tenía que ser Jesús, María y la oración, porque ciertamente no era una empresa fácil; somos un barrio de centro, muchos edificios, locales, sanatorios; un barrio de gente grande pero también muchos estudiantes y profesionales. A todo eso se une el tema de la inseguridad… ¿Abrirán las puertas, nos recibirán?

Por eso decidimos tener adoración eucarística todos los días de la misión, de 8:00 a 18:00hs. El santísimo se expuso en la puerta de nuestro templo, con el objetivo de que su presencia pudiese interpelar a todos los que pasasen por la vereda. Realmente así fue, no fueron pocos los que ante la presencia del santísimo se paraban unos segundos y realizaban alguna oración, otros que tenían más tiempo se sentaban y algunos, el Señor les tocaba de tal forma el corazón que decidían acudir al sacramento de la reconciliación.
También hubo confesiones. La comunidad de frailes decidimos que para esta semana las confesiones las haríamos también en la vereda, para interpelar con la presencia a aquellos que pasasen por nuestra puerta. Todos los religiosos damos testimonio de que fue una semana de gracia en este sentido, fueron varios los que se acercaron al sacramento después de meses o años, sin contar aquellos que aprovecharon la oportunidad de nuestra mayor disponibilidad y se acercaron a la confesión. Diariamente confesamos a 10-15 personas entre las 9:00 y las 12:00 de la mañana.
Otra de nuestras actividades fue el rezo del rosario diario en la plaza que hay en frente de nuestra parroquia y en el Hospital Iturraspe, donde se rezaba especialmente por los enfermos. El sábado se encargaron los chicos de Caravana de organizarlo y guiarlo, un lindo momento donde junto con María dejamos todas las intenciones de nuestro barrio.
Por supuesto, estuvo el “visiteo”. Consistía en ir tocando puerta por puerta en nuestro barrio. El miedo inicial se tornó un canto de alabanza a Dios. Los misioneros volvían contentos, les abrían la mayoría de las casas, pudieron bendecir algunas y rezar con algunos de nuestros vecinos. Otras puertas no se abrieron, pero sabemos que con nuestra intención y oración Dios sembrará algo en nuestros vecinos. Salían la mayoría de dos en dos, jóvenes y adultos.
Finalmente, cada día terminábamos con la eucaristía donde presentábamos ante el altar del Señor todas las intenciones de nuestros vecinos, aquellas que habían recogido nuestros misioneros tocando puerta a puerta. Cerrábamos así cada día acercándonos a las necesidades de nuestro barrio por medio de la Eucaristía.
Por último, el sábado dimos cierre a las actividades propiamente dichas, porque el final de la misión fue con la misa de 19:00hs del domingo. Los más jóvenes de las JAR tuvieron una convivencia en la plaza, con el objetivo de testimoniar la alegría de vivir en comunidad desde pequeños y, a la noche tuvimos una velada musical. Algunos integrantes de las comunidades JAR, ARA y SINAI nos regalaron lindas canciones católicas en una noche cálida y hermosa. Un momento donde también testimoniar lo importante que es la música para nosotros, pues ella nos congrega para alabar, bendecir y adorar a nuestro Dios.

La comunidad terminó muy contenta de vivir esta experiencia y muchos nos dieron las gracias por todo lo que se hizo, alguna cara nueva aparecía cada día en misa. Solo esperamos que esta semana haya revitalizado el espíritu misionero en nuestra comunidad parroquial, nos haya hecho sentir más comunidad y, por otro lado, hayamos podido ser instrumentos de Dios para despertar a muchos y haberles dado un empujoncito para seguir su camino de vuelta al Señor, un camino que intentamos mostrar está lleno de alegría y esperanza, aun en las situaciones más difíciles y complicadas.
Desde el Copapa queremos que esta propuesta permanezca en nuestra parroquia como un compromiso de nuestra comunidad para con la evangelización y acompañamiento de nuestro barrio, el lugar por excelencia que la Iglesia nos encomienda para este fin. Que Dios siga guiando con su Espíritu los corazones inquietos de nuestra gran comunidad parroquial.