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Mensaje del episcopado Venezolano a la Nación

Noticias da Provincia

28.05.2020 - 20:03:25 | 6 minutos de leitura

Mensaje del episcopado Venezolano a la Nación

Fray Roberto Mason | El 28 de mayo de 2020 los arzobispos y obispos de Venezuela, a través de la Conferencia Episcopal Venezolana, envía un mensaje a la nación, al Pueblo de Dios, en estos tiempos duplamente desafiantes por causa de la pandemia COVID-19 y la realidad de la pandemia y la situación económica, social y política del país.


El mensaje abre con las palabras del profeta Jeremías «SE OYE UNA VOZ DE ALGUIEN QUE LLORA AMARGAMENTE” (Jer 31,15). Confirmando la necesidad de una concertación entre todos y un acuerdo nacional inclusivo - porque “estamos viviendo momentos muy problemáticos en nuestro país” - reconoce la grave situación en el mundo entero por causa de la pandemia del COVID-19, situación que se extiende masivamente en Venezuela, lo que causa sufrimiento e incertidumbre de la población, duplamente castigada por la pandemia y por los estragos de los graves problemas económicos, políticos y sociales que se intensifican cada día más.


Como pastores de esta iglesia y hermanos que viven em medio del pueblo y opta preferencialmente por los pobres, la Iglesia de Venezuela comparte la dramática situación moralmente intolerable de dolor, violencia, y sufrimiento que padece la inmensa mayoría de los venezolanos. La presencia de la pandemia no ha hecho sino poner en evidencia las múltiples carencias que sufre el pueblo y la incapacidad de dar respuestas adecuadas a ellas, más allá de soluciones parciales - necesarias, pero insuficientes - pues los males hay que arrancarlos de raíz.


Los arzobispo y obispos reconocen que las medidas de cuarentena social y aislamiento lograron frenar por un tiempo la cadena de contagio de la enfermedad, pero en las últimas semanas ha aumentado alarmantemente el número de contagiados. Algunos de ellos son venezolanos migrantes que, ante la crisis global, están regresando al país. Se imponen, además del aislamiento al que son sometidos especialmente en las zonas fronterizas, programas de ayuda para su debida atención y una digna reincorporación social.


Agradeciendo a los médicos, enfermeras y trabajadores del sector salud en esta difícil situación por los esfuerzos que están haciendo al prestar la debida asistencia a los enfermos, menciona que muchas veces lo hacen sin contar con los medicamentos, equipos e insumos en los centros de salud y la necesaria agilización del expendio de combustible para el cumplimiento de sus funciones. Las autoridades necesitan tomar más en cuenta el tratamiento de la enfermedad acatando las orientaciones de los médicos, académicos e investigadores, así como deben garantizar la libertad de los comunicadores en su deber de informar a la población.


Por su parte, la mayoría de la población ha tenido un gran comportamiento cívico, acatando la cuarentena y medidas sanitarias. En medio de las carencias, se han multiplicado gestos de solidaridad entre los vecinos y de atención a los más pobres y desvalidos. La Iglesia católica, juntamente con otras Iglesias cristianas y confesiones religiosas, están acompañando a la población con la oración continua y propuestas creativas, siguen comprometidas en la atención a las personas más vulnerables, al distribuir medicinas y alimentos en la medida de sus posibilidades. Pero, no es suficiente: se hace necesario elaborar, lo más pronto posible, con la amplia participación de todos los sectores sociales, soluciones más perenes.


La Iglesia de Venezuela escucha, en medio de la cuarentena social, un inmenso clamor que sube al cielo ante el desamparo de millones de hombres y mujeres sin recursos económicos, sin comida, sin medicinas, sin trabajo, sin servicios adecuados de electricidad, agua, transporte, gas doméstico y combustible. Nuestro pueblo, todo, sin distinción, está inmerso en una cadena de calamidades. Como dice el profeta Jeremías: “se oye una voz de alguien que llora amargamente” (Jer 31,15); por eso la Iglesia hacernos eco de los sufrimientos y expectativas de la gente que llora amargamente, caminando juntos en la búsqueda de soluciones, según el testimonio de Jesús, quien “sintió compasión por las gentes porque estaban angustiadas y desamparadas” y les mostró el amor y misericordia de Dios (cf. Mt 9,36).


Los autores del mensaje alertan que Venezuela está cerca de una quiebra económica de grandes proporciones. Lo más urgente a la vista de la inmensa catástrofe nacional, material, institucional y social que padecemos es una acción moral de gran calado, una sacudida ética y una convergencia político-social que nos encauce hacia el gran deseo común: un cambio fundamental que, partiendo de las necesidades y deseos del pueblo mayoritariamente sufriente, violentado en su dignidad y derechos, asuma en ejercicio de su soberanía el protagonismo de su propio destino de justicia, libertad y paz, todo esto enmarcado en el respeto a los derechos humanos y a la justa institucionalidad.


Llamamos, pues, escuchando a nuestro pueblo, a un acuerdo nacional inclusivo de largo alcance que salve a Venezuela de la gravísima crisis en la que se encuentra sumergida y a iniciar procesos para rescatar y recuperar el país social, política y económicamente. Dejar el radicalismo y el favoritismo para pensar en los demás, en los pobres, en los olvidados de siempre, para que Venezuela vuelva a tener esperanza en la que todos cabemos sin distingos.


Antes de concluir el mensaje, el mensaje recuerda el Venerable Doctor José Gregorio Hernández, ejemplo de laico comprometido en el servicio de asistencia a los enfermos como médico abnegado. Como investigador en la búsqueda de conocimientos científicos para la curación de diversas enfermedades, José Gregorio, símbolo de unión del país y camino de esperanza, alienta y anima, en vísperas de su esperada beatificación, a seguir el camino que él transitó como hombre, médico y cristiano comprometido con su pueblo.


Los arzobispos y obispos de la Conferencias Nacional Venezolana concluyen el mensaje con la mención de la patrona de Venezuela, La Virgen de Coromoto, que Ella bendiga a todos en la culminación de este mes de mayo dedicado a tantas devociones marianas e interceda ante Dios por el cese de la enfermedad y de la profunda crisis que viven todos en Venezuela.

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