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Con la Misa votiva del Espíritu Santo se inaugura el 37 Capítulo provincial

Noticias da Provincia

12.07.2022 - 19:19:44 | 8 minutos de leitura

Con la Misa votiva del Espíritu Santo se inaugura el 37 Capítulo provincial

Fray Miguel Ángel Hernández: «La marca registrada de Dios es el Espíritu Santo»

Fray Nicolás Vigo | Dircom provincial | El martes, 12 de julio, a las 7 de la mañana (Hora de Río de Janeiro), los religiosos congregados para el 37 Capítulo provincial han celebrado la Misa votiva del Espíritu Santo, presidida por el Prior general, fray Miguel Ángel Hernández.

El agustino recoleto ha recordado el hacer del Espíritu Santo en la historia de la salvación, así como en la Recolección agustiniana.

Del mismo modo, ha contrapuesto el modo cómo se han logrado las grandes conquistas en la historia de la humanidad, que no han tenido que ver con el Espíritu Santo, sino «con enfrentamientos, sangre y muerte»; en cambio, el religioso ha manifestado que, el modo de actuar de Dios es la presencia del Espíritu Santo: «La marca registrada de Dios es el Espíritu Santo».

Por ello ha exhortado a los religiosos a escucharlo: «Si queremos que este Capítulo sea cosa de Dios, tenemos que ponernos a su escucha, estar atentos a sus insinuaciones y mociones y dejarnos mover por él».

https://www.youtube.com/watch?v=dVNu2Vs01I8

Igualmente, ha recordado a los agustinos recoletos de la Provincia Santo Tomás de Villanueva el sentido del Capítulo y el espíritu que debe reinar en él.

(Lee la homilía entera)

Homilía del Prior general en la misa de inicio del 37º Capítulo provincial

En la historia de la humanidad todos los grandes cambios y avances, en general, vienen precedidos de violencia, enfrentamientos, derramamiento de sangre y muerte. ¿Como se ha conseguido que los trabajadores tengan sus derechos reconocidos y sus salarios sean dignos? Lo dicho, con luchas de los trabajadores, con enfrentamiento a los poderes económicos y sus gobiernos y con violencia y muerte.

¿Cómo se ha conseguido que las mujeres tengan cada vez más protagonismo en la sociedad y que tengan sus derechos reconocidos? Lo mismo.

¿Cómo se ha conseguido que los negros tengan los mismos derechos que los blancos? Todos recordamos aquí alguna página de la Historia, en especial a Martin Luther King.

¿Cómo se ha conseguido que los países se hayan emancipado y tengan su independencia? En general no fue con diálogo y tratados, sino con luchas, enfrentamientos y muchas muertes.

Esa es nuestra marca registrada, es así que los hombres hacemos y resolvemos las cosas, por la fuerza, con violencia y muerte. Y lo que digo no es cosa de siglos pasados: ¿qué está pasando en el corazón de Europa en pleno siglo XXI entre Ucrania y Rusia? Muerte, desolación, destrucción, miseria… Es así que se van escribiendo los grandes capítulos de la historia de la humanidad.

Dios tiene otro modo de hacer las cosas. La marca registrada de Dios es el Espíritu Santo. Dios actúa a través del Espíritu Santo. El dedo de Dios es el Espíritu Santo. Cada salto de calidad en el desarrollo del plan divino de la salvación, veremos al Espíritu Santo actuando porque él es el protagonista.

En los primeros versículos del Genesis leemos que el Espíritu del Señor pairaba sobre el caos. El Espíritu transforma el caos en armonía, en orden.

Probablemente en nuestra Provincia también encontraremos algunas situaciones caóticas, desajustes, desarmonía… No lo vamos a arreglar con recetas al modo humano, sino desde Dios, con la fuerza, el auxilio y la inspiración del Espíritu Santo.

Si pensamos en la forma como Dios entra en la historia y se hace presente a través de su Hijo Jesucristo, nos encontraremos con que, en la plenitud de los tiempos, el Espíritu Santo preparó una digna morada en las entrañas de María. La sombra del Espíritu Santo cubrió a María. Pero el Espíritu Santo no estuvo únicamente presente en los inicios de la gestación de Jesús en el vientre de María. El Espíritu fue quien condujo en todo momento la vida de Jesús: lo llevó al desierto, lo llevó a la sinagoga, al templo, al Jordán. El Espíritu del Señor está sobre mi porque él me ha ungido, me ha enviado…Todos recordamos el texto de Isaías y que Jesús se apropia y hace suyo. Jesús era movido a fuerza de Espíritu Santo. ¿Qué es lo que nos mueve a nosotros, hermanos? ¿Qué es lo que nos impulsa a hacer las cosas y tomar las decisiones que tomamos? ¿El Espíritu del Señor? ¿o el espíritu de la mundanidad, de la vida fácil, de la poca exigencia, el espíritu de la comodidad, del mínimo esfuerzo, el espíritu que me lleva a buscarme a mí mismo, mis necesidades, mi bien estar, el espíritu que no me haga salir de mí mismo? Ese no puede ser el espíritu que mueva los hilos de este capítulo.

Si queremos que este capítulo sea cosa de Dios, tenemos que ponernos a su escucha, estar atentos a sus insinuaciones y mociones y dejarnos mover por él. No estamos aquí para defender nada. Tal vez algunos hermanos a los que representas te hayan dicho, vete y defiende esto, lucha por lo otro, hay que conseguir esto… ¿defender el qué? ¿luchar por qué? Un capítulo no es un ejercicio de tira y afloja, es un acto de fe en el que todos queremos escuchar la Voz de Dios que se manifestará especialmente a través de los hermanos, también de los que no te caen simpáticos, también de los que no son de tu cuerda. Dios se siente cómodo en la diversidad, ese es el hábitat de Dios, que a nadie se le ocurra apropiarse de Dios.

Y siguiendo la trayectoria del actuar de Dios, todos sabemos cómo fueron los orígenes de la Iglesia. Nuevamente el Espíritu Santo con aquellas lenguas de fuego, aquel viento ruidoso, llenó del Espíritu Santo a los apóstoles e hizo de ellos personas distintas. El miedo dio paso a la valentía. De estar encerrados pasaron a anunciar públicamente en las plazas, templos y sinagogas, que el Señor ha resucitado y está entre nosotros.

            San Juan no quiere que quede la menor duda de que el Espíritu Santo que recibieron en Pentecostés, es el mismo que animó y guio a Jesús en su misión, por eso el gesto de soplar, que indica que está compartiendo el Espíritu con ellos.

            El Espíritu Santo se nos da para que continuemos la obra de Cristo en la tierra. No recibimos el Espíritu para tener conforto y paz o luz para resolver nuestros problemas. El Espíritu Santo se no da para continuar la Obra de Cristo, para construir el Reino de Dios y para salir a compartir lo que hemos visto y oído.

También en los orígenes de la Recolección pairaba el Espíritu Santo. ¿Lo recuerdan? Porque hay entre nosotros o puede haber, algunos tan amantes de la perfección y no queriendo poner obstáculos a la acción del Espíritu… Declaramos…. Nacimos allá por 1588, porque un grupo de hermanos no quiso resistirse al Espíritu Santo. Podemos decir con toda propiedad, que somos obra y fruto del Espíritu. Estos días hablaremos mucho de renovación, de revitalización y tal vez tengamos ideas fabulosas, espero que no sean al modo humano, porque la única renovación posible viene de lo alto, de la fuerza del Espíritu. Nos rompemos la cabeza buscando formas y maneras, pero todos sabemos que la renovación de la Provincia viene de la renovación de los religiosos y la renovación de los religiosos viene de una vida en Dios y con Dios, de una vida de santidad.

Un Capítulo provincial es un ejercicio de escucha. Todos tenemos que escuchar a todos, porque todos podemos ser, si nos dejamos usar, canales de la gracia y de la acción de Dios. Dejemos que Dios nos use, dejemos que Dios hable por nosotros, permitamos que Dios nos utilice para manifestar su voluntad sobre nuestra Provincia. Estemos atentos. No te dejes llevar por prejuicios o preconceptos: ¿qué me puede decir ese ahí de interesante, si lo conozco muy bien y sé de qué pie cojea?

Un Capítulo provincial es un acto de fe. Dios se sirve (perdonen la expresión) de lo que no sirve para cumplir sus designios. ¿No te digo que si crees verás la gloria de Dios? Y la gloria de Dios, dice San Agustín resplandece en lo más profundo de nuestras heridas más profundas.

Un Capítulo es un acto de esperanza. Y la esperanza necesita de la paciencia para crecer. La paciencia de saber que nosotros sembramos y que es imprescindible que lancemos la semilla, pero el crecimiento sólo lo da Dios. La esperanza que dice el Papa Francisco es lanzar el ancla a la otra orilla.

Un Capítulo es un acto de amor. Amor a una familia que nos lo ha dado todo y a la que le debemos buena parte de lo que somos y tenemos. Y ese amor tiene que hacerse gesto concreto y debe llevarnos a todos a preguntarnos con seriedad ¿Que necesita mi familia para servir más y mejor? Y no menos importante ¿qué puedo darle u ofrecerle yo a mi familia para que sea más significativa su presencia?

Que el Señor nos conceda por la intercesión de la Virgen María la gracia de la docilidad para dejarnos llevar y conducir por la acción del Espíritu Santo y buscar lo mejor para nuestra Provincia en este Capítulo provincial.

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